OPINIÓN: Comer de pie: ¿A quién se sirve en el liceo?

Por Aníbal Alonso Monsalves Vicepresidente del C.C.E.E. Burbe, Liceo Bicentenario P.A.H.C.
Loncoche, 21 de mayo de 2025
¿Dónde están las sillas?
Fue la pregunta que me hice ayer, día martes 20 a la hora de almuerzo, cuando llegué al comedor del liceo a calentar mi comida y me encontré que en él faltaban muchas sillas y mesas, y que habían varios estudiantes almorzando de pie con gran incomodidad. Conversando con asistentes de la educación, me hicieron saber que dicho mobiliario había sido prestado a Carabineros para un supuesto evento, con el compromiso de hacerlo llegar antes de la 13:00 horas, pero esto último no se había concretado. Aquel hecho podría verse como anecdótico, sin embargo, devela un problema más profundo y con ello, una incógnita: ¿A quiénes están realmente orientadas las prioridades de nuestro establecimiento?
En un contexto donde estos recintos debieran ser espacios seguros y centrados en el bienestar de sus alumnos, estas decisiones resultan no solo inadecuadas o descriteriadas, como un amigo criticó, sino que también preocupantes. El desarrollo integral del estudiantado y la convivencia escolar, como señala el mismo reglamento interno, se ven mermados cuando los recursos que debieran ser para el alma de la institución, los estudiantes, se desvían para contestar requerimientos ajenos, sin justificación en el momento, ni menos con transparencia.
No es oponerse a una colaboración con otros organismos públicos. Simplemente es recordar que en estos lugares los estudiantes deben ser el centro y no un bien prescindible ante necesidades de desconocidos. Resulta inaudito que dirección no haya transparentado esta medida con anticipación y menos explicado las razones del porqué. Y tampoco haya habido disposición para mitigar los efectos negativos y el malestar que este suceso causó en el momento, lo que da a pensar que esto fue visto simplemente como un daño colateral menor.
Más allá del suceso puntual, urge preguntar qué lugar usamos realmente los estudiantes en el sistema educativo. El comedor junto a las raciones entregadas por JUNAEB cumplen una función: alimentar a quienes no pueden en su casa, (como demuestra el gran porcentaje de vulnerabilidad en nuestro establecimiento), por no poder costear todos los días el almuerzo, porque la mamá trabaja, porque el papá no está, o simplemente por la razón que afecta a una gran mayoría de los padres chilenos; no tener tiempo. Es por ello que se esperaría por parte de apoderados y nosotros, los mismos estudiantes, que esta función sea cumplida.
Pero cuando las mesas y sillas del comedor desaparecen de un segundo a otro y con ello la honra de quienes las usan, es momento de hacer un alto y preguntarse qué está ocurriendo. Esto no es tan solo un acto, sino una cesión simbólica de un espacio estudiantil bajo intereses que, por muy solidarios e institucionales que sean, no debieran pasar por encima del derecho primario a un trato digno.
No son mesas y sillas las que están en juego. Es la base de que una escuela existe y sirve, ante viento y tempestad, a todos sus estudiantes.
IMAGEN de contexto.
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