OPINIÓN: CHUTEAR PA DELANTE: Sobre los problemas económicos en el departamento de educación de Loncoche

By on 21 julio, 2025

Por Alberto F. Velázquez Castro

 En febrero de este año se descubrió un déficit millonario en el departamento de educación de Loncoche. Esto sería un escándalo de magnitudes sísmicas si se hubiese dado a nivel nacional, sin embargo, pasa colado. Hasta ahora no disponemos de explicaciones concluyentes. Pasan los días, las semanas, los meses y todo sigue más o menos igual. La palabra favorita pareciera ser procrastinación sinónimo de diferir, aplazar y dilatar.

Llevamos 6 meses desde que se supo de las probables irregularidades en el departamento de educación. Llevamos 6 meses desde que se anunció el sumario. Llevamos 6 meses con un funcionario suspendido. Llevamos 6 meses desde que se inició una auditoría interna. Llevamos 6 meses desde que se contrató a una persona para realizar una auditoría externa.  Llevamos 6 meses desde que se traspasaron 570 millones (recursos provenientes del royalty y que deberían haberse aprobado bajo estrictas condiciones). Llevamos 6 meses sin un plan explícito, razonable y creíble para superar el déficit en educación. Llevamos 6 meses sin que se haya presentado, siquiera, una hoja con acciones, objetivos, plazos y metas. Tan solo hay atisbos o chispazos verbales, o más bien (digámoslo) balbuceos.  Se han esgrimido tres chispazos: el déficit de la subvención regular (que siempre ha existido), los problemas con las licencias médicas (que también siempre se han dado) y los dichos del alcalde respecto a que el departamento de educación hacía caso omiso a muchas de sus órdenes. Para los dos primeros no hay investigación que los avale. Para el último no hay ninguna acción en consonancia.

Ante los tan graves sucesos ocurridos en educación (cuyos efectos nos penaran todo el año y tal vez más) no bastan las promesas verbales ni las buenas intenciones. No se han exigido responsabilidades ni políticas, ni administrativas. La causa penal pareciera dormir el sueño de los justos. Y la promesa de la agenda transparente se diluye pues llevamos 8 meses sin que se haya presentado. Mientras tanto, los colegios siguen con recursos restringidos; faltan recursos para apoyo pedagógico y para mejorar estrategias de aprendizaje. No se ha cancelado a tiempo a los transportistas escolares y nuestra comuna promedia magros 232 puntos en el SIMCE de lectura en segundo medio. ¿Si no hay nada turbio, ni nada que ocultar por qué no decir lo que efectivamente sucedió? No sabemos la verdad y probablemente, así como van las cosas, no la sepamos jamás. Como no hay estrategia ni tampoco plan las preguntas resonarán por mucho tiempo: ¿qué ocurrió?, ¿hay o hubo mala gestión?, ¿hubo intereses oscuros?, ¿dónde está la clave?, ¿por qué el problema pareciera concentrarse en los recursos SEP?

Finalmente, como no hay respuestas oficiales se debe deducir que por defecto el plan es improvisar, chutear pa adelante, tener fe en que por el camino se arreglará la carga. Contener el escándalo, por ejemplo, sacar a los transportistas de la sala de concejo no fuera a ser que se salieran de madre. Decía Guillermo de Ockham que ante un problema la explicación más sencilla suele ser la correcta. En este caso hay más de una explicación sencilla y todas son graves. Si hay desorden administrativo es grave. Si no se hizo caso al alcalde es grave. Si no se previno que el dinero de las subvenciones no alcanzaría es grave. Y si hay otra cosa es muchísimo más grave. Ni Ockham puede contener las suspicacias. Por ahora, ¡ergo!, pareciera, hay que quedarse con las siguientes palabras: “lo que no se quiere hacer se dilata”.

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