OPINION: Discursos y cinismos en el Liceo BPAHC  de Loncoche

By on 2 octubre, 2025

Por Aníbal Monsalves Matus, vicepresidente del CCEE Burbe

¡Se ha rebalsado el vaso! Y las responsabilidades son compartidas.

Durante los últimos días, el Liceo Bicentenario P.A.H.C. ha sufrido una conmoción que llevó al nivel de tercer año medio a manifestarse. Muy bien organizados, faltaron a la primera hora de la mañana –hoy jueves 2–, y se dispusieron a reunirse en el patio techado, donde algunos líderes tomaron el micrófono, dieron discursos, opinaron, y discutieron. La cosa ya no daba más: exigían soluciones para la pésima gestión de dirección en cuanto a la sobre sobrecarga académica y salud mental de sus compañeros, dando cuenta de su inoperancia e incompetencia, como tantos nos hemos atrevido a manifestar. Fue un acto cívico, un acto político, que dio cuenta de una civilidad admirable, que mucho daría que enseñar a nuestros antecesores, aquellos que se tomaban liceos y hacían desmanes. La Dirección, por su lado, mostraba nuevamente su improvisación y falta de criterio, en una desidia de jornadas reflexivas y reuniones.

El sentimiento es de muchos: nos hemos sentido solos y minimizados.

Recordaré las palabras de la Magistrada Paula Seco –quien estuvo a cargo de un caso de posible vulneración de derechos por parte de la dirección del liceo hacia mi persona–, escandalizada, cuando mi madre le dijo que si ellos no resolvían esto, podríamos terminar con alguien muerto: “No, es que usted no puede decir eso. Ni Dios lo quiera que pase esto. Usted no puede estar prediciendo una situación como esa“. Por su lado la mediadora, era majadera en que las herramientas nos las tenían que entregar nuestros papás, que nos debían preparar para la vida adulta, y poco más para decir que uno era “alharaco”.

Meses atrás, habré de recordar, un docente fue enviado a sumario por una supuesta acusación por ley Karin. Poco tiempo tomaron para llevar a cabo tal medida. Una supuesta elevada de voz por parte de un profesor a un jefe, y para la casa. Claro, el “afectado”, fue un adulto –uno maduro y con herramientas para defenderse sin necesidad de recurrir a otros medios–, y es en ese caso que todo el aparataje público se dispone a funcionar y defender, pero ¿qué sucede con nosotros los alumnos, aquellos que no tenemos ni la estabilidad emocional ni las “herramientas” para poder defendernos de adultos, más de quienes ostentan cargos de poder? Si fuera por ello, ¿cuántas veces se debió haber aplicado un sumario al director por habernos gritado, amedrentado, acosado y agobiado? ¿No es grave, acaso, que un director le niegue la salida a dos integrantes del CCEE, por temor a que estos iban a una reunión con la DAEM para denunciar una decisión arbitraria de su parte? Aún así, y estando al tanto todas las autoridades de este pueblo, su consenso era el siguiente: “a estas alturas del año es difícil sacar a un director, chicos, les pedimos su comprensión”, entre otras palabras de buena crianza, “aspirinas” como algunos dirían, por parte del alcalde y sus colegas.

Nosotros, mientras tanto, somos “alaracos” –lo seguiremos siendo para la mediadora del juzgado–, y la Dirección del liceo seguirá presumiendo ser consciente de “los derechos del niño”, “la salud mental”; de tener “altura moral”; mostrándose en redes sociales celebrando el “día del autismo”, “día de la prevención contra el suicido”; enarbolando discursos y presentaciones, como “prevención contra el síndrome de Burnout: cuidémonos para cuidar”.

Los profesores no miden sus palabras. Ellos también son responsables, nos “descueran” en sus reuniones, a veces hasta frente a sus cursos, y esperan que no nos enteremos ¿No piensan ellos lo que sus frases pueden causar? Y lo digo con plena conciencia, de que la gran mayoría del equipo docente está en nuestra contra, porque nosotros les recordamos su mediocridad, y pueden usarnos como recurso para “cuidar la peguita” el próximo año, sobando el lomo de ciertas personas. Hoy, muchos de ellos nos paran en los pasillos para “darnos su apoyo”. No puedo, sino empatizar con la molestia de mis compañeros, a pesar de nunca haber contestado a sus “palabras de apoyo” con faltas de respeto o descréditos.

La prédica es ornamental, las palabras de apoyo son cinismo, y este sistema espera a que muera Juanito Pérez para reaccionar: salen, entonces, todos estos artistas a opinar y a mostrarse “indignados”; se ponen de acuerdo los parlamentarios y en tres segundos votan la “ley Juanito Pérez”, y todos celebran, aplauden, se felicitan los unos a otros y se tiran flores.

Se abre un nuevo flanco: ¡el vaso se ha rebalsado!

No sabemos cuánta agua queda dentro: ¿Qué más esperamos para tomar una determinación?

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