OPINIÓN: ¡Nuestros niños no pueden seguir esperando!
Por Alexis Navarro Aburto, Ingeniero

Son las cinco de la mañana. Suenan los platos en la cocina a leña. Debe estar calentito ahí dentro. Afuera está oscuro, helado.
Martín tiene que ir a clases. El furgón pasaba —o mejor dicho, solía pasar— a las siete.
Su mamá le deja la ropita cerca del fuego, para que esté tibia. Le cuesta levantarse. Les cuesta a todos.
Pero hoy no hay furgón. Nadie avisó. Nadie se hizo cargo.
Simplemente no llegó.
Martín vive en el campo.
Como tantos niños y niñas de nuestra comuna de Loncoche, depende del transporte escolar para poder ir a estudiar.
Y hoy, en pleno invierno, él y muchos más siguen esperando una solución que no llega.
La empresa que hacía el recorrido ya no lo hace.
Algo dijeron de una ley, de un papel, de un proceso.
Y aunque las autoridades lo saben, la respuesta no ha llegado.
En el último Concejo Municipal, la concejala Adriana Quintana levantó la voz, con claridad y con fuerza.
Pero desde la administración, silencio.
Y desde Educación, apenas una frase liviana: que la licitación comenzó ya entrado el segundo semestre no hay más información.
¿Y mientras tanto?
Padres sin saber qué hacer. Madres angustiadas, mirando el reloj.
Niños con ganas de aprender, pero sin cómo llegar.
Este campo conoce el sacrificio.
Pero la paciencia se agota.
Y allá, en las oficinas, los que toman decisiones. Como si nunca hubieran sido niños. Como si no tuvieran hijos. Como si no supieran lo que es caminar kilómetros en el barro, llegar con los pies mojados, estudiar con frío, soñar con salir adelante.
¡La educación no es un favor!
¡Es un derecho!
Y el transporte escolar rural no es un lujo.
Es el único camino que tienen muchos para acercarse a un futuro mejor.
Y pensar que, sentados hoy tras esos escritorios, también hubo un niño…
Un niño que alguna vez tomó el bus en esas mismas mañanas de frío.
Imagen referencial













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