El Estero Loncoche: una base para proyectar la comuna

By on 7 octubre, 2025

Por Desiderio Millanao Antilef – Ingeniero Forestal

Este mes se cumple un año desde que llegué a esta obra, por una de esas
coincidencias de la vida que uno podría llamar “providenciales”. Un aviso en redes
sociales solicitaba un profesional con competencias ambientales en Loncoche —mi
tierra natal— y apareció en el momento preciso. Fueron mis hermanas quienes me
lo compartieron. Al principio dudé, porque ya me encontraba alejado de los
compromisos laborales formales, pero luego de conversar con mi familia decidí
postular.
Junto con mis antecedentes, envié una carta donde expresaba mi interés en trabajar
en esta iniciativa, porque significaba para mí una oportunidad única de poner mis
conocimientos al servicio de la comuna que me vio crecer. Aquí di mis primeros
pasos, me eduqué, recibí los consejos de mis padres y profesores, muchos de los
cuales marcaron profundamente mi vida.
En este contexto, también quiero mencionar que esta iniciativa de escribir y
publicar surge, en parte, por la opinión de varios vecinos que, en distintas
conversaciones, me han sugerido dar a conocer una mirada sobre la obra. Sus
comentarios y estímulos han sido un aliciente importante para atreverme a
“desplazar la pluma” y compartir estas reflexiones en un espacio público.
Así, desde hace un año, vengo acompañando el desarrollo de las obras del estero
Loncoche en el ámbito ambiental. No pretendo evaluar la obra en su dimensión
técnica ni emitir juicios sobre su ejecución. Lo que me interesa destacar es su
profundo significado para el presente y el futuro de la comuna.


Las obras fluviales no son únicamente estructuras hidráulicas destinadas a controlar
crecidas o estabilizar riberas. Son, sobre todo, un punto de partida para pensar la
planificación territorial. Representan una oportunidad para ordenar la relación
entre la ciudad y su estero, recuperar bordes fluviales, abrir nuevos espacios
públicos y proyectar una comuna más integrada, segura y armónica con su entorno
natural.
En este sentido, la obra del estero debe ser vista como una infraestructura base
sobre la cual Loncoche puede proyectar su desarrollo urbano y territorial de las
próximas décadas. El desafío para las autoridades locales, regionales y para la
propia comunidad es grande: se trata de acompañar estas intervenciones con
políticas públicas, instrumentos de planificación y procesos participativos que
permitan transformar la intervención física en un verdadero proyecto de ciudad.
Para algunos vecinos, la obra ha significado esperanza y nuevas posibilidades; para
otros, cambios que requieren adaptación. Pero en todos los casos ha puesto sobre la
mesa una conversación urgente: ¿cómo queremos convivir con nuestro estero?, ¿qué imagen de comuna queremos construir a partir de esta intervención?
Mirando en retrospectiva, este primer año ha sido profundamente significativo para
mí. He tenido el privilegio de acompañar un proceso que, más allá de lo técnico,
invita a pensar el territorio de manera integrada. Y hacerlo aquí, en mi propia tierra,
le otorga un sentido especial: el de retribuir a la comunidad que me formó, con
trabajo, conocimiento y compromiso.
Esta publicación es el punto de partida para compartir algunas reflexiones sobre la
comuna, su territorio y los procesos que hoy la atraviesan

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